miércoles, 19 de agosto de 2009

-Libros-

Sobre: Confesiones de un inglés comedor de opio.

Una luz temprana.

El silencio era más hondo que el de medianoche.

Un filosofo no puede mirar las cosas con los ojos de la pobre criatura limitada que se llama así misma hombre de mundo y que, tanto por nacimiento como por educación, está llena de prejuicios estrechos y egoístas; por el contrario, ha de ser un ser universal que guarda la misma relación con grandes y pequeños, con gentes instruida o ignorantes, con culpables o inocentes.

La ceguera de los deseos humanos

Para volar hacía allá en busca de consuelo

El primero es una llama, el otro un resplandor constante y uniforme.

Mientras que el vino desordena las facultades mentales, el opio, por el contrario (si se toma de manera adecuada), introduce en ellas el orden, legislación y armonía más exquisitos. El vino roba al hombre el dominio de sí mismo; el opio en gran medida lo fortalece.

Una saludable restauración al estado que la mente recobra de modo natural al suspenderse cualquier honda irritación de dolor que altere y contrarreste los impulsos de un corazón de por sí puro y bueno.

Disfrazados por la sobriedad y sólo al beber muestran su verdadero carácter.

El próximo viernes con la bendición del cielo, tengo la intención de emborracharme. El Duke de Norkfol

Quincey dice que la música es un ejercicio intelectual en donde la materia prima la da el oído (las notas musicales) pero la forma es construida por la mente (intelecto).

Quincey es brillante y da muestras de esa genialidad, en un extracto donde habla sobre la excitación intelectual que le producía el opio escuchando la voz de la Grassini interpretando a Andrómaca, Quincey define así lo sus sensaciones: desplegaba ante mi, como en un tapiz, toda mi vida pasada, no evocada por un acto de la memoria sino presente y encarnada en la música; ya sin dolor para mi, suprimidos o bien confundidos en una brumosa abstracción los detalles de sus incidentes y las pasiones exaltadas, espiritualizadas, sublimadas

Este fenómeno sería el que después Proust definiría como sensaciones y que sería el objeto de toda su obra artística.

Terrae incognitae

La mente no es capaz de nada que se parezca al olvido; mil accidentes interponen un velo entre nuestra conciencia y la sincripciones secretas de la mente, peo otros accidentes de la misma clase lo desgarran y, velada o no, la inscripción perdura para siempre, tal las estrellas que parecen retirarse ante la luz común del día aunque en verdad, como todos sabemos, la luz haya corrido su velo sobre ellas, que volverán a mostrarse cuando otra vez se descurra la luz oscurecedora del día.

Era imposible dar un sólo paso más sin precipitarse al vacio.

De Quincey es sobrio pero muy rico. De una erudición que intimida y muchas veces hace palidecer a quién lo lee, aunque jamás abusa de ese supremo poder para fines despóticos, al contrario a veces parece sentirse avergonzado, porque como todo hombre sabio entiende que el conocimiento siempre es insuficiente y siempre hay algo más que saber, consciente de eso está alerta de todas las sensaciones y percepciones que le producen toda clase de eventos, en Confesiones de un opiómano inglés De Quincey va más allá de las narraciones vulgares sobre su consumo de opio, trata de entenderlas y desbaratarlas, intenta explorar la terrae incognitae y desprenderse de esa ceguera de los deseos humanos, sólo así logra entender-se- y a través de ese entendimiento subjetivo llega a un entendimiento de toda la humanidad en su forma más profunda.

Asentada en sentimientos tan profundos que no soy capaz de analizarlos

Se cernía una sensación de eternidad e infinito que suscitaba en mi una opresión semejante a la locura

Tomas de Quincey quería dejar un legado medico concreto y detallado de un consumidor de opio. Pero también quiso dejar un diario a otros consumidores de opio para ayudarlos en su experiencia.

miércoles, 5 de agosto de 2009

-Libros-

Pedro Páramo de Juan Rulfo.

Cuando uno lee a Rulfo es como si su voz retumbara tranquila y precisa en cada palabra, como si al leerlo cada palabra se confirmará en la niebla de sus paisajes, leer a Rulfo es como entregarse a esas palabras que no tienen sonido, que sólo se sienten como las que se oyen durante los sueños.

En Rulfo no hay realidad ni fantasía, ni sueños, ni mitos, todo es una exigencia creativa que viene de la imaginación, en Pedro Paramo todo son momentos, instantes tan breves y tan contundentes que se quedan para siempre con nosotros creando imágenes inauditas que divagan como fantasmas, en Pedro Paramo todas las voces, todas las realidades son sólo una que parece abarcarlo todo.

Es como un sueño que pasa ligero, entre nieblas, como un rumor que se desvanece con el viento.

Atl Mendarte.

sábado, 1 de agosto de 2009

-Libros-

Por la parte de Swann

"un orden de criaturas sobrenaturales que nunca hemos visto, pero que reconocemos deslumbrados cuando algún explorador de lo invisible consigue captar una y traerla, desde el mundo divino al que tiene acceso, para que brille durante algunos instantes encima del nuestro".
Proust en ese fragmento de Por la parte de Swann, en donde Swann habla de esa frase (que representa para Proust toda la obra artistica) de la sonata para Piano y Violin de Vinteuil (que es una creación de Proust quizás insipirada en Wagner o Franck). En estás páginas plagadas de interpretaciones y aluciones, Proust da una de las más grandes muestras de lo que para él significa el arte y ser artista.

-Libros-

Momentos

Creo que la literatura más que historias son esos momentos que el escritor logra atrapar en algunas frases. Es condensar ideas, experiencias, argumento, historias en un instante hecho de palabras que se esfuman después de pronunciarlas pero se sienten eternamente...
Estoy leyendo a Proust, Rulfo y Fadanelli (Du côté de chez Swann, Pedro Páramo y ¿Te veré en el desayuno?).
De los tres he anotado algunas frases sueltas que me han impactado y me han dejado pasmado tratando de asimilar todo el contenido que cargan sus letras...
Pedro Páramo:
Todo parecía estar como en espera de algo.
Sube o baja según se va o se viene. Para el que va, sube; para el que viene, baja.
Su voz estaba hecha de hebras humanas.
Conozco como acortar las veredas.
Unas risas ya muy viejas como cansadas de reir.
La madrugada fue apagando mis recuerdos.
Porque las palabras que había oído hasta entonces, hasta entonces lo supe, no tenían ningún sonido, no sonaban; se sentían; pero sin sonido, como las que se oyen durante los sueños.
Sentía la luz.
Hay multitud de caminos.
Los únicos eramos nosotros.
El viento que viene a llevarse el día
Hasta que se fueron alejando tanto que mejor no volvieron.
Su voz parecía abarcarlo todo.

Por la parte de Swann, Marcel Proust
Longtemps, je me suis couché de bonne heure, "Durante largo tiempo me he acostado temprano".
La vida intelectual. La más llena de peripecias, la más rica en episodios.
Sin sombra de una intención no dedicada a mi.


Te veré en el desayuno?
Hay que ponerse en forma, nunca sabes que estupidez te puede preguntar un católico.
Hombres buenos y pacíficos pero incapaces de tomar la responsabilidad de sus almas.
Como si paseará por una cuerda teniendo la absoluta certeza de que nunca caería.

miércoles, 15 de julio de 2009

-Apuntes-

Sobre el libro por venir (3)

Del Libro por Venir. La Oscura Exigencia y Antes que a sí mismo.

El que mata por pasión no puede alterar la pasión invocándola como excusa. El que se choca al escribir con una verdad que el escribir no podía respetar es quizás irresponsable, pero debe responder en mayor medida de dicha irresponsabilidad; debe responder de ella sin ponerla en cuestión, sin traicionarla; eso es secreto incluso frente a sí mismo.

Desgraciadamente aunque la literatura es un enigma no brinda ningún oráculo y nadie está capacitado para hacerle preguntas.
Rilke quería que el joven poeta se preguntará: ¿Estoy realmente obligado a escribir? Blanchot retoma está pregunta que todo escritor se ha hecho y trata de responder con ella la razón que obliga a escribir. Blanchot nos obliga a hacer un movimiento infinito que nos transforme y nos desaloje de ese yo garantizado. Y desde ahí: entra en ti mismo, busca la necesidad que te hace escribir. Y adelanta la respuesta: que la pregunta no se descubre, la cercanía suspende la respuesta y la despoja de necesidad.

Es una orden. No puedo, de acuerdo con mi naturaleza, más que asumir una orden que nadie me ha dado. Es en está contradicción, no es nunca más que en una contradicción como puedo vivir. (Kafka)
La contradicción a la que se enfrenta un escritor es aun más poderosa, no es una orden, no puede asumirla y nadie se la ha dado, es decir necesita convertirse en nadie para poder aceptarla. Por eso dice Blanchot que la obra exige mucho más que dedicarle nuestra libertad. Exige que no la busquemos como una meta, que tengamos con ella la más profunda relación de negligencia y despreocupación. Y es que huir es permanecer libre, nunca se es menos libre que en el momento de la huida.

Esa ligereza, esa ausencia de valor es donde se concentra todo el peso de la obra.

El escritor comienza con: tengo algo que decir. Artista-exigencia de la obra: la tormenta de la impetuosidad creadora a la cual no se le puede encontrar jamás ninguna razón. La creación artística es: El artista y él mismo, es secreto, es como la pasión que ninguna autoridad externa puede juzgar, ni comprender. Blanchot cuestiona la afirmación de que la obra es una expresión del sí mismo del artista. Cuestiona si Cézzane se hubiese entregado a la pintura, de la manera en que se entrego, si está sólo hablase de Cézzane y no de la pintura, de la esencia de la pintura a la que le resulta inaccesible acercarse. Al escritor se le dice que al escribir “está perdido” entonces: “debo parar”, “No, si paras estás perdido” Y entonces Blanchot se pregunta que es lo que está frase quiere decir, ¿es una amenaza o es una promesa? A lo que responde que es una frase ligera y alegre que escapa de la soledad del sí mismo y entra a otra soledad en la que faltan cualquier soledad personal, cualquier lugar propio y cualquier fin (el arte) Y que es lo que esa soledad exige: que a través de él hable lo que carece de poder, que a partir de ahí la palabra se anuncie ella misma como la ausencia de poder, esa desnudez, la impotencia, pero asimismo la imposibilidad, que es el primer movimiento de la comunicación. (la obra)

Palabra de poeta y no de amo.


El lenguaje en el mundo, es por excelencia poder. El que habla es el poderoso y el violento. Nombrar es esa violencia que separa lo que es nombrado para tenerlo bajo la forma cómoda de un nombre. Dice Blanchot que la palabra literaria debe escapar a esa relación de poder.


Artaud.

La experiencia de la obra, el movimiento que lleva hasta ella. La imposibilidad de pensar que es el pensamiento. Para Artaud pensar era más que tener pensamientos, y que los pensamientos que tiene sólo lo hacen sentir que no ha empezado todavía a pensar. Ha tocado a pesar de él y por un error patético del que proceden sus gritos, el punto en el que pensar ya es siempre no poder pensar todavía: impoder. Para Artaud la poesía estaba ligada a esa imposibilidad de pensar que es el pensamiento. Así para Artaud la poesía es el arrebato de un dolor, es ese dolor perpetuo, la sombra, la noche del alma, la ausencia de voz para gritar.

Lo primero no es la plenitud del ser, sino la resquebrajadura y la fisura, la erosión y el desgarramiento, la intermitencia y la privación que corroe: el ser no es ese ser sino la carencia del ser, carencia que torna la vida desfalleciente, inaprensible e inexpresable, salvo por el grito de una feroz abstinencia.

Artaud escribía contra el vacío y para sustraerse a él. Ahora escribe exponiéndose a él y tratando de expresarlo y de extraer de él expresión. El paso que siempre hay que dar hacia atrás.

El hecho de pensar no puede ser sino perturbador, lo que hay que pensar es, en el pensamiento, lo que se desvía de él y se agota inagotablemente en él; sufrir y pensar están ligados de una manera secreta. El sufrimiento cuando se torna extremo, es tal que destruye el poder de sufrir, destruyendo siempre por delante de él mismo, en el tiempo, el tiempo en el que este podría ser retomado y rematado como sufrimiento, quizás ocurra lo mismo con el pensamiento. ¿Acaso sufrir sería, finalmente, pensar?

-Apuntes-

Buzzing

Caosmosis es una excelente página, con textos dificiles de encontrar, buenas traducciones y autores como: Artaud, Blanchot, Foucault, Derrida y muchos más...

Imprescindible.

lunes, 13 de julio de 2009

-Reflexiones-

Sobre la INexistencia de Dios.

¿Cuál es la primera prueba de la inexistencia de Dios?
La fe. Porque, si Dios existiera, no necesitaríamos tener fe. Existe y punto.

miércoles, 1 de julio de 2009

-Apuntes-

Sobre Uno y el Universo de Ernesto Sabato...

Sobre el movimiento.

De modo que las cosas, las muertes, los amores del universo cotidiano son como aproximaciones groseras de esos Objetos Fantásticos. Y aunque nunca los hemos visto, creemos que existen en alguna parte. Creemos, por ejemplo, en la eternidad de algo que llamamos al Árbol, que es una idea fija, cristalizada, a la que tímidamente se acerca, con riegos y cuidados, un montón de partículas universales, que antes eran sal, montaña y agua.

Este frágil ser vacila y muere antes de haber alcanzado aquel estado ideal, porque parece como si la naturaleza fuera enemiga de las cosas puras e incorruptibles. Y así la piedra se transmuta en árbol, el hidrógeno en oxígeno, Platón en Aristóteles, el amor en odio, el criminal en santo.


Sobre Borges

Las obras sucesivas de un escritor son como las ciudades que se construyen sobre las ruinas de las anteriores: aunque nuevas prolongan cierta inmortalidad, asegurada por leyendas antiguas, por hombres de la misma raza, por las mismas puestas de sol, por pasiones semejantes, por ojos y rostros que retornan.

En el prólogo a La invención de Morel, Borges se queja de que en las novelas llamadas psicológicas la libertad se convierte en absoluta arbitrariedad: asesinos que matan por piedad, enamorados que se separan por amor; y arguye que sólo en las novelas llamadas de aventuras existe el rigor. Creo que esto es cierto, pero no puede ser aceptado como una crítica: a lo más, es una definición.

Sólo en ciertas novelas de aventuras —preferentemente en las policiales, inauguradas por Poe— existe ese rigor que se puede lograr mediante un sistema de convenciones simples, como en una geometría o en una dinámica; pero ese rigor implica la supresión de los caracteres verdaderamente humanos. Si en la realidad humana hay una Trama o Ley, debe ser infinitamente compleja para que pueda ser aparente.

La necesidad y el rigor son atributos de la lógica y de la matemática. Pero ¿cómo ha de ser posible aplicarlos a la psicología si ni siquiera son aptos para aprehender la realidad física? Como dice Russell, la física es matemática no porque sepamos mucho del mundo exterior sino porque lo que sabemos es demasiado poco.

Si se comparan algunos de los laberintos de Ficciones con los de Kafka, se ve esta diferencia: los de Borges son de tipo geométrico o ajedrecístico y producen una angustia intelectual, como los problemas de Zenón, que nacen de una absoluta lucidez de los elementos puestos en juego; los de Kafka, en cambio, son corredores oscuros, sin fondo, inescrutables, y la angustia es una angustia de pesadilla, nacida de un absoluto desconocimiento de las fuerzas en juego.

Borges admira al hombre capaz de todas las opiniones, lo que equivale a cierta especie de monismo.

Sobre ciencia
Durante siglos el hombre de la calle tuvo más fe en la hechicería que en la ciencia: para ganarse la vida, Kepler necesitó trabajar de astrólogo; hoy los astrólogos anuncian en los diarios que sus procedimientos son estrictamente científicos. El ciudadano cree con fervor en la ciencia y adora a Einstein y a Madame Curie. Pero, por un destino melancólico, en este momento de esplendor popular muchos profesionales comienzan a dudar de su poder. El matemático y filósofo inglés A. N. Whitehead nos dice que la ciencia debe aprender de la poesía; cuando un poeta canta las bellezas del cielo y de la tierra no manifiesta las fantasías de su ingenua concepción del mundo, sino los hechos concretos de la experiencia “desnaturalizados por el análisis científico”.

La ciencia no es poderosa a pesar de su abstracción sino justamente por ella.

Es difícil separar el conocimiento vulgar del científico; pero quizá pueda decirse que el primero se refiere a lo particular y concreto, mientras que el segundo se refiere a lo general y abstracto.

Así, a medida que la ciencia se vuelve más abstracta y en consecuencia más lejana de los problemas, de las preocupaciones, de las palabras de la vida diaria, su utilidad aumenta en la misma proporción. Una teoría tiene tantas más aplicaciones cuanto más universal, y por lo tanto cuanto más abstracta, ya que lo concreto se pierde con lo particular.

Se logra unificar todas aquellas proposiciones porque se eliminan los atributos concretos que permiten distinguir una taza de té, una estufa y personas que se retardan. En este proceso de limpieza va quedando bien poco; la infinita variedad de concreciones que forma el universo que nos rodea desaparece; primero queda el concepto de cuerpo, que es bastante abstracto, y si seguimos adelante apenas nos quedará el concepto de materia, que todavía es más vago: el soporte o el maniquí para cualquier traje.

El universo que nos rodea es el universo de los colores, sonidos, y olores; todo eso desaparece frente a los aparatos del científico, como una formidable fantasmagoría.

Pero el análisis científico es deprimente: como los hombres que ingresan en una penitenciaría, las sensaciones se convierten en números.
El mundo de la ciencia ignora los valores.

De este modo, el mundo se ha ido transformando paulatinamente de un conjunto de piedras, pájaros, árboles, sonetos de Petrarca, cacerías de zorro y luchas electorales, en un conglomerado de sinusoides, logaritmos, letras griegas, triángulos y ondas de probabilidad. Y lo que es peor: nada más que en eso.

Cualquier científico se negará a hacer consideraciones sobre lo que podría estar más allá de la mera estructura matemática.

La ciencia estricta —es decir, la ciencia matematizable— es ajena a todo lo que es más valioso para un ser humano: sus emociones, sus sentimientos de arte o de justicia, su angustia frente a la muerte. Si el mundo matematizable fuera el único mundo verdadero, no sólo sería ilusorio un palacio soñado, con sus damas, juglares y palafreneros; también lo serían los paisajes de la vigilia o la belleza de una fuga de Bach. O por lo menos sería ilusorio lo que en ellos nos emociona.

martes, 30 de junio de 2009

-Apuntes-

En about...

cuando iba en la prepa y me obligaban a ir a misa, muchas veces me excitaba con el Cristo Crucificado, no porque él me excitara sino porque lo asociaba con el cuerpo masculino, muchas veces mientras los demás rezaban yo tenía erecciones pensando en el cuerpo masculino representado por el Cristo crucificado...

Leelo completo.

-Apuntes-

El Libro por venir. De Blanchot sobre Proust (2)


Proust ve en el tiempo el secreto de la escritura, él se da que cuenta que es en está palabra donde se encierran todos los acontecimientos vividos, pero es también el tiempo el que nos quita todo, el que nos lleva a la muerte del olvido. Proust ve en el tiempo una de las ocasiones de dicha más grandes, la de los recuerdos espontáneos.

Proust advierte las sensaciones, que para él son esos momentos sucedidos en el pasado que vuelven al presente como un hecho real, es en Por la Parte de Swann donde Proust advierte por primera vez está sensación al probar unas madalenas con infusión de té, a Proust no le gustan las madalenas ni la infusión de té sin embargo al mojar las madalenas en la infusión se da cuenta que está experimentando una sensación placentera, analiza porque y se da cuenta que la sensación placentera no la produce el te o las madalenas sino el hecho pasado que estás le hacen experimentar, su niñez en su casa de campo en Swann.


Es ahí donde Proust se da cuenta que se puede experimentar un tiempo que no es pasado ni presente, sino atemporal porque escapa de esos dos momentos, “un doble, un eco de una sensación pasada… sino esa sensación misma”.

Proust pensaba que el momento de las sensaciones desgarraba el tiempo y nos introducía en otro mundo fuera del tiempo, atemporal. El de la imaginación.

-Libros-

“... and then I asked him with my eyes to ask to ask again yes then he asked me would I yes to say yes my mountain flower and first I put my arms around him yes and drew him down to me so he could feel my breast all perfume yes and his heart was going like mad and yes I said yes I will Yes.”

J.J. Ulises

miércoles, 17 de junio de 2009

-Apuntes-

Bataille sobre sociología y divinidad.

De la felicidad, el erotismo y la literatura.
Sociología.

Si buscamos el conocimiento, y hacemos que prevalezca la conciencia de nosotros mismos sobre la ciencia objetiva del mundo, entonces nada nos interesa más que la sociología.
Los progresos más notables en la reflexión sobre los fenómenos sociales han visto la luz en épocas de crisis o a raíz de una crisis.

Esto tiene que ver con el sufrimiento que es un equivalente a la crisis en las sociedades. El sufrimiento bien llevado lleva forzosamente a una introspección pues es el momento en que ese sentimiento de incomodidad o de angustia se encuentra más poderoso y por lo tanto más perceptible siendo así más susceptible a ser reflexionado. El sufrimiento es también un sentimiento natural, como la paz o la alegría, su negación –evasión- hace que se pervierta y se convierta en doloroso. El cristianismo ha asociado el sufrimiento al dolor y al infierno precisamente para evitar que de él venga una introspección que lleve a una autonomía del ser humano.

Durkheim ve en lo sagrado lo social. Un más que diferencia la totalidad social de la suma de los individuos.

El más según Bataille es esa totalidad en la que nos superamos y en la que somos más de nuestra existencia limitada.

Lo sagrado es un retorno al silencio de la muerte.

La sociología moderna lo considera todo y no delimita nada

martes, 16 de junio de 2009

Libros¡¡¡

Fragmentos de Baudelaire.

De castigo del Orgullo.
El silencio y la noche se instalaron en él. Le silence et la nuit s’installèrent en lui,

La voluptuosidad me llama, La volupté m’appelle

El destino hechizado sigue tus enaguas como un perro ; siembras el azar la alegría y los desastres y lo gobiernas todo y no respondes a nada.

Le destin charmé suit tes jupons comme un chien ;
Tu sèmes au hasard la joie et les désastres,
Et tu gouvernes tout et ne réponds de rien.

Yo amo con furor
Las cosas donde el sonido se mezcla con la luz

J’aime à la fureur
Les choses où le son se mêle à la lumière

viernes, 5 de junio de 2009

Libros¡¡¡

Dolor.

Dolor
dolor
dolor
oh dolor
oh dolor
oh mi llanto de pez
mi cola de azfrán

Oh quitarme los calzones
mearme

Georges Bataille

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Douleur

Douleur
douleur
douleur
ô douleur
ô douleur
ô mes pleurs de poix
ma queue de safran

ô me déculotter
me pisser

Georges Bataille

jueves, 4 de junio de 2009

Libros¡¡¡

Un poème.

Pongo mi pito...

Pongo mi pito en tu mejilla
la punta rosa en tu oreja
lame mis güevos lentamente
tu lengua es dulce como el agua

tu lengua está cruda como una carnicera
roja como una pierna de cordero
su punta es un cucú que grita
mi pito solloza saliva

tu trasero es mi diosa
se abre como tu boca
lo adoro como al cielo
lo venero como a un fuego

bebo en tu desgarramiento
extiendo tus piernas desnudas
las abro como a un libro
donde leo lo que me mata

Georges Bataille.

Apuntes¡¡¡

Sobre Bataille.

Bataille dice que la experiencia ateológica es vivir lo imposible hasta el límite. Lo imposible es la muerte, la insensata necesidad de destruir. Mientras imaginemos que Dios existe, no hay imposible, pues la salvación lo elude.

Aceptar el mal es enfrentar paradójicamente lo imposible. Erradicar el mal equivaldría a eliminar a quién lo produce. Y eso está destinado al fracaso.

No rehuir a lo imposible implica aceptar, en primer término, que si Dios está ausente, el hombre es un animal abandonado. Dios ausente los animales se devoran entre sí. No importan todos los bienes que el hombre acumule; hay en él un imposible que nada podrá reducir, ni para el más feliz ni para el más desheredado de los individuos. La diferencia radica en la evasión. La felicidad es una evasión muy atractiva, pero tan sólo retrasa el cumplimiento inexorable de un plazo, no lo anula. Hagamos lo que hagamos tenemos que enfrentar lo imposible.

Ateológica por que en el sitio que antes ocupara Dios todavía permanece algo. Justamente lo que queda es un lugar vacío. Está vacuidad es el asunto del que trata dicha experiencia. La esfera espiritual es la esfera de lo imposible. Por consiguiente lo espiritual alude a una experiencia del límite, la experiencia de lo imposible mismo. El anhelo de salvación traiciona lo espiritual; es su negación rotunda.

El que pretende alcanzar la cima de la experiencia ateológica debe sacrificar previamente aquello que suele consolarlo, desembarazarse de lo que santifica y alivia, desprenderse de toda esperanza, de toda fe en una armonía secreta. En suma debe sacrificar a Dios, cuya miseria estriba en la voluntad humana de apropiárselo mediante la salvación. Lo espiritual exige dirigirse a lo más difícil de lo posible, a su verdad más desnuda y árida. Exige por igual exponerse sin reserva al aniquilamiento de lo que justifica lo posible, para querer decir sí a lo imposible, decir sí a la muerte, al mal a la angustia, a la soledad. Un sí bienaventurado, trágico. Un sí que conlleva la renuncia a la garantía que proporciona lo posible para abandonarse a la pérdida de sí.

Sólo es moral nuestro consentimiento al mal y a lo imposible. Para la teología es bien es la cima, para Bataille no, él cree que la cima es la sensualidad, el mal, el crimen, debido a que la verdad del ser no está en la salvación sino en su intensidad. Cada ser se vuelve intenso al buscar su imposible, el instante del arrebato erótico en que asiente su muerte.

Zonas contiguas a lo imposible como el vicio y el crimen, aunque no son la cima moral, indican al menos su presencia cercana, su accesibilidad. Únicamente contiguas pues la cima es la comunicación, el máximo desgarramiento sin llegar a perecer.

Somos seres desgarrados. La cima es la comunicación, el máximo desgarramiento sin llegar a perecer. El pecado es la comunicación más profunda.
Para Bataille la crucifixión es lo que hace posible la comunicación entre el hombre y Dios. Según las Sagradas Escrituras no hay nada más malo que la crucifixión, el mal de males, todos los creyentes asumen su deuda ante el sacrificio redentor llevado a cabo para salvar al hombre de su pecado original.

Dios experimenta el desgarramiento a través del homicidio perpetrado por los hombres contra su Hijo, lo cual genera en ellos una culpabilidad imborrable que los amalgama entre sí. De no ser por la crucifixión; hombres y Dios abrían conservado su integridad eliminando cualquier posibilidad de comunicación. Por tanto la crucifixión no es redentora sino el pecado mismo. El bien está lejos de ser el motor que mueve a comunicarse con Dios, eso reafirma lo que siempre he dicho, la gente se acerca a Dios, sólo por: culpa, miedo o desesperación.

Sólo hay comunicación entre seres incompletos, frágiles, desesperados.

Gracias a la ausencia de Dios la comunicación es posible. En la cúspide de la experiencia espiritual ateológica el mal no se sufre, se quiere.

Bataille explora la posibilidad de sustituir el discurso lineal por la forma de enunciación breve. Si el aforismo condensa la verborrea del tratado, el poema abrevia el hilo narrativo del relato.

Toda poesía que anhele en su entraña expresar un ideal cualquiera, o peor aun, que tenga nostalgia de lo absoluto, hace del hombre un ser abyecto, servil, pues lo absoluto es la aspiración distintiva de las larvas. Indigno es alabar y dulcificar.

Cada poema de Bataille es la mirilla a través de la cual avizoramos la podredumbre que somos.

miércoles, 3 de junio de 2009

Apuntes¡¡¡

Ese soy.

Soy ese que le escupe a todo lo que tú respetas,
El que desprecia todo lo que se ha construido,
Soy el que se asquea de tus buenas maneras,
El que no oculta las nauseas que me provocas,
Soy el que se burla de tus ídolos,
El que le da la espalda a tus santos,
Soy ese al que temes,
El que te cuestiona,
El que te hace dudar,
Soy el que rompe los moldes…
Soy el…
-No me parezco a nadie que conozcas…-

Atl Mendarte.

Reflexiones¡¡¡

Sobre leer y escribir.

Para ser lector hay q ser valiente porque trae muchas consecuencias y uno tiene que aprender a afrontarlas. El que escribe en cambio profundiza sobre esas consecuencias, las hace una forma de vida.

Reflexiones¡¡¡

Sobre arte.

No hay arte sin espectador, no hay arte sin interpretación. La obra artistica después de pasar por el proceso creador esta inacabada aun cuando el artista la haya terminado. Sólo se puede decir que una obra esta terminada cuando pasa por la interpretación del espectador, del que recibe la obra y le da una interpretación. Una interpretación que es inspirada por la obra pero que alude necesariamente a la experiencia del espectador.
Además la interpretación del artista que toma un algo sin ningun valor y le imprime su experiencia es el proceso con el que toda obra inicia, la interpretación es el comienzo y el final de la obra.
Atl Mendarte

Apuntes¡¡¡

3 Junio.

Estoy condenado a la locura. No hay otro camino, es irremediable. Descontento de todos y descontento de mí.

Estar siempre ebrio. Todo se resume en esto: es la única cuestión. Para no sentir el horrible fardo del Tiempo que os rompe los hombros y os inclina hacía la tierra, es menester embriagarse sin tregua. ¿De qué? De vino de poesía o de virtud, como prefiráis ¡Pero embriagaos¡

Crénom¡¡¡ Putain¡¡¡ Mallame y Verlaine de los que decía Baudelaire esos jóvenes me dan un miedo de perros, nada me gusta más que estar solo.

El hombre que canta, el hombre que bendice, el hombre que sacrifica y se sacrifica
Sé siempre poeta aun en prosa.

Charles Baudelaire


Y es que ese día yo tenía más fuerte ese deseo de desaparecer, de volverme invisible, de separarme de todo lo que me rodeaba
Ese día cuando me levante de la cama me di cuenta que había un nuevo sentimiento merodeando en mi ser. No era espontáneo. Era más bien algo que se había venido construyendo a lo largo de mucho tiempo, a consecuencia tal vez de mis lecturas de Blanchot y de Proust y de una nueva sensibilidad que había nacido en mis sentidos y se apoderaba poco a poco de mi mente y por supuesto de mi imaginación. Ese nuevo sentimiento, que en la mañana aun no tenía nombre que lo identificara, venía acompañado de una especie de angustia, algunos lo llamarían presentimiento, pero a mi me resultaba más parecido a una especie de nueva conciencia, una como sensación de saber que algo ya cambio. Que un proceso imperceptible ha sucedido en las profundidades de mi ser y las consecuencias de ese cambio están por conocerse muy pronto, antes de lo que yo pensaba.

Libros¡¡¡

Crénom¡¡¡

Así gritaba Baudelaire cuando estaba internado en un hospital público, a causa de la sífilis que le aquejaba. El poeta había perdido el habla, no podía escribir y no tenía movilidad en media parte de su rostro. Cuándo alcanzaba a decir una palabra, era: Crénom¡¡¡
Baudelaire fue el primero de los considerados poetas malditos, aquellos que sacaron a la poesía de esa belleza superflua y se atrevieron a cursar la retorica con Satán. Baudelaire fue el primero de una serie de poetas con una sensibilidad excepcional, una fuerte y profunda que era capaz de ver la hipocresía y las falsedades en que está sumida nuestra sociedad y cultura.

Baudelaire rechazaba todo lo bueno porque en ello no veía más que porquería, un gran trozo de mierda. Le figaro intentó publicar Spleen en entregas dejando la cruzada a la tercera entrega pues según palabras del editor, dichas al autor: "Tú poesía aburre a todo el mundo".

Hoy Charles Baudelaire es reconocido como uno de los poetas más grandes e influyente de la historia. Revolucionó la manera de hacer poesía: convirtiéndola en prosa. Maestro de las palabras cortas que penetran en la mente y hacen un mar de sensaciones.

Hoy he encontrado una edición de la Obra Poética de Baudelaire y el maldito me ha hecho llorar:

No hay entre los hombres más que el poeta, el sacerdote y el soldado.
El hombre que canta, el hombre que bendice, el hombre que sacrifica y se sacrifica.
Sé siempre poeta aun en prosa.

Estar siempre ebrio. Todo se resume en esto: es la única cuestión.

Para no sentir el horrible fardo del Tiempo que os rompe los hombros
y os inclina hacía la tierra,
es menester embriagarse sin tregua.
¿De qué?
De vino de poesía o de virtud, como prefiráis
¡Pero embriagaos¡

Lector tranquilo y bucólico
sobrio e ingenuo hombre del bien,
tira este libro saturnal
orgiástico y melancólico
Si tú no has cursado tu retórica
con Satán, el sagaz decano.
¡tíralo¡ pues no lo comprenderías
o me tomarías por un histérico
Pero si no te dejas hechizar,
tu ojo sabe sumirse en los abismos,
léeme, para aprender a quererme;
alma curiosa que sufres
y vas en busca de tu paraíso,
compadéceme... si no, ¡te maldigo¡

Charles Baudelaire

jueves, 28 de mayo de 2009

Apuntes¡¡¡

Une saison en enfer (1)

Hoy le dedicó este post a Arthur Rimbaud, el poeta maldito por excelencia. Uno de los escritores más grandes que ha dado la humanidad. Mucho se ha dicho de él: “un místico en estado salvaje”, bohemio, sucio, borracho, homosexual, rebelde, anarquizante. Un hombre para el que el único Dios que existía se llamaba Baudelaire. Un poeta que publicó su único libro a los 19 años y tuvo una tirada de 500 ejemplares. Un hombre que murió a los 37 años y abandono las letras prematuramente. Rimbaud con su ritmo sacudido y su precipitada sintaxis como si quisiera decirnos todo atropelladamente es el fatal ejemplo del vivir por la poesía, de vivir la poesía, de ser la poesía.

Verlaine escribió sobre él:

Mortel, ange et démon,
Autant dire Rimbaud.

Apreciemos sin vértigo la extensión de mi inocencia.

Jacques Riviere sobre Rimbaud.

Rimbaud comienza por la cólera y por la injuria… es lo que debemos soportar si queremos acercarnos a él.

El odio y la rebeldía que tiene Rimbaud hacía el mundo, hacia todos está fundado en un desprecio completo hacía la condición humana, mientras que la Bohemia pretende derribar todo lo artificial que hay en la vida, para Rimbaud la vida es insoportable. Lo insoportable está en todo. Vivir, ese es el horror. Soportar, admitir, durar; he ahí lo que no puede hacerse sin vergüenza, sin execración, sin venganza. Hay algo que nos aferra la garganta, que nos ahoga. La existencia rabiosa; la cólera en la sangre. Hay una imposibilidad real y como agresiva, de estar en el mundo.

En la edición de Visor Madrid hay un prólogo de Jacques Riviere dividido en dos capítulos, en el primero de manera muy interesante Riviere habla sobre esa personalidad casi demoníaca de Rimbaud, un hombre dispuesto a la injuria y con un odio puro hacía toda la humanidad, pero en el segundo capitulo Riviere intenta “redimir” a Rimbaud, alegando que su odio es un “misterioso privilegio” que lo coloca en una posición casi angelical “no está al nivel de nuestras vidas”, Riviere también dice que Rimbaud no tolera la fatalidad de dicha que tienen todos los seres humanos, pero hay algo en sus palabras que me indica que quiere llevar esas características de Rimbaud a un rumbo al que definitivamente no pertenecen. Los hombres como Rimbaud no necesitan ser redimidos.

Una noche senté a la belleza en mis rodillas
Y la encontré amarga. Y la injurié.
Me arme contra la justicia.

Y la primavera me trajo la horrenda risa del idiota.

Juicio estrecho.

Oh todos los vicios, cólera lujuria, - magnífica la lujuria;-
Y sobre todo mentira y pereza.

Me horrorizan todos los oficios. Me exaspera la honradez de la mendicidad.
Es indudable que siempre he sido raza inferior. No comprendo la rebeldía. MI raza sólo se sublevo para saquear: como los lobos al animal que no mataron.

-Estoy sentado, leproso, sobre tiestos y ortigas, al pie de un muro roído por el sol.-

Nunca me veo en los consejos de Cristo; ni en los consejos de los Señores - representantes de Cristo.

La ciencia ¡la nueva nobleza¡ El progreso. El mundo marcha. ¿Por qué no habría de girar?
Es la visión de los números. Vamos hacía el espíritu. Lo que digo es muy cierto, es oráculo. Comprendo e incapaz de explicarme sin palabras paganas, quisiera enmudecer.

Cuando lees temporada en el Infierno sientes un poco esa incapacidad de permanecer en este mundo lleno de falsedades y de hipocresías. Rimbaud tenía una sensibilidad casi extrema de mirar todas esas incongruencias que son la base de todo lo que somos. Por eso las desprecia por eso él se convierte en todo lo que nosotros hemos satanizado, es su manera de decir que él no pertenece a esa serie de falacias hipócritas que hemos creado a nuestro alrededor para sentirnos un poco menos basura. Rimbaud ve sólo dos maneras de ser: la que se contrae bajo las buenas costumbres que no son más que una mascara y la otra la de ser autentico y negar todas las hipocresías sobre las que estamos basados. Él se da cuenta que la única manera de no ser eso que desprecia es así, despreciarlo, injuriarlo, hacerlo ver con sus ofensas: falso, vació y pestilente como es.

Jamás pertenecí a este pueblo; nunca he sido cristiano; pertenezco a la raza que cantaba en el suplicio; no comprendo las leyes; carezco de sentido moral; soy una bestia; estáis equivocados…

Sí, tengo los ojos cerrados a vuestra luz. Soy una bestia, un negro. Pero puedo ser malvado. Vosotros sois falsos negros, vosotros: maniáticos, feroces, avaros.

Este pueblo se inspira en la fiebre y en el cáncer.
Me precipitaré en la nada.

sábado, 23 de mayo de 2009

Apuntes¡¡¡

El libro por venir, Maurice Blanchot. (1)

El libro por venir reúne las críticas literarias que Maurice Blanchot escribió para la Neuvelle Revue Francaise entre los años 1953 y 1958. Todos ellos están destinados al insensato juego de escribir y a la exploración de los que Blanchot llamará el espacio literario, lugar (o no lugar) de apertura construido por el proceso mismo de la obra, la reflexión y la autobiografía.

Analogía entre el canto de las sirenas y el relato,
Blanchot compara el canto de las sirenas inhumano e imaginario pero humano porque es como el hombre con el relato, los dos abren en cada palabra un abismo que invita poderosamente a desaparecer en él.

El canto de las sirenas, un canto inhumano que atrae al hombre cuando este lo escucha pero que cuando va en su búsqueda desaparece. El canto da al hombre la sensación de querer sucumbir. Desesperación próxima a la fascinación. El hombre se sentía atraído por un canto que era el mismo del hombre pero con una belleza que reflejaba lo femenino. Imaginario, real, común secreto, simple y cotidiano.

Canto del abismo que, una vez oído, abría en cada palabra un abismo e invitaba poderosamente a desaparecer en él.

Navegantes-Lectores-Autores. Hombres del riesgo y del movimiento intrépido.

Canto-Relato: Una distancia, y lo que revelaba era la posibilidad de recorrer esa distancia, de convertir el canto en el movimiento hacía el canto y dicho movimiento en la expresión del mayor deseo.

Se había ido más allá de la meta; el encantamiento, con una promesa enigmática, exponía a los hombres a ser infieles a sí mismo, a su canto humano e incluso a la esencia del canto, despertando la esperanza de un más allá maravilloso, y dicho más allá no representaba sino un desierto, como si la región madre de la música hubiese sido el único lugar totalmente privado de música, un lugar de aridez y sequía donde el silencio, lo mismo que el ruido, quemaba, en aquel que hubiese tenido disposición para ello, cualquier vía de acceso al canto. En este párrafo se ven las primeras nociones de la idea que después Blanchot desarrollaría del afuera ese desierto privado totalmente de música.

Goce cobarde, mediocre y tranquilo. Sin riesgos y sin aceptar sus consecuencias. –sobre el cómo NO escuchar el canto de las sirenas (relato)

El poder de la técnica que siempre pretenderá jugar sin riesgo con las fuerzas irreales.
Navegación afortunada, desafortunada que es la del relato.

Sobre la novela y el relato.

Para Blanchot el relato surge de una oscura lucha entablada entre cualquier relato y el encuentro de las sirenas, ese canto enigmático que es poderoso debido a su defecto (que no es). En la novela dice Blanchot lo que está en primer plano es la navegación previa, aquella que conduce al punto de encuentro. Dicha navegación es una historia totalmente humana, está ligada a las pasiones de los hombres.

Excluir cualquier alusión a una meta o destino dice Blanchot es la única condición que se le da a los navegantes. Silencio, discreción, olvido. Ir como al azar y para huir de cualquier meta con un movimiento de inquietud que se transforma en distracción dichosa, está ha sido su primara y más dichosa justificación.

La modesta predestinación, el deseo de no pretender nada ni conducir a nada vuelven a la novela irreprochable.. El relato no es la narración del acontecimiento sino el acontecimiento mismo, el aproximarse de ese acontecimiento, el lugar donde éste está llamado a producirse, acontecimiento todavía por venir y gracias a cuya fuerza de atracción el relato puede esperar, él también, realizarse. Entonces según Blanchot el relato es insinuación.

El relato es movimiento hacía un punto no sólo desconocido, ignorado, extraño sino que parece no tener, de antemano y fuera de dicho movimiento, ningún tipo de realidad, pero tan imperioso, sin embargo, que de él sólo saca el relato su atractivo; de manera que este ni siquiera pude comenzar antes de haberlo alcanzado, pero, no obstante, el relato y el movimiento imprevisible del relato son los únicos que proporcionan el espacio donde el punto se torna real, poderoso y atractivo. El relato es el movimiento hacía algo que parece no real o que aun no lo es, y es sin embargo el relato el que le da esa realidad al movimiento, es la insinuación de que será real o es real.

Entre más leo más me doy cuenta de todo lo que me falta por leer.

Éste no relata más que a sí mismo, y este relato, al mismo tiempo que se hace, produce lo que cuenta; no es posible como narración más que si realiza lo que ocurre en dicha relación, pues entonces detenta el punto o el plano en donde la realidad que el relato describe puede unirse constantemente con su realidad (autor) en tanto que relato, garantizarla y hallar en ella su garantía.

El libro es la unión entre un mundo irreal y el real, entre el autor y su personaje, entre Ulises y las Sirenas. El relato se ayuda del tiempo, ese otro tiempo que es el paso entre lo imaginario y lo real. Ese poco a poco pero de inmediato imaginario, canto enigmático, que siempre está a distancia y que designa a está distancia como un espacio que hay que recorrer y el lugar a donde conduce como el punto donde cantar dejará de ser una añagaza. El relato quiere disolver dicho espacio y lo que lo mueve es la transformación que, al ejercerse en todas direcciones transforma poderosamente al que escribe. Pero no por ello deja de transformar al relato mismo así como todo lo que está en juego en el relato en donde, en un sentido, no ocurre nada salvo ese paso mismo.

Impresiones reales. Visiones. La ambigüedad del tiempo.
El relato cuenta un acontecimiento que sucede en tiempo presente pero que sin embargo logra destruir el tiempo presente y se convierte en la apertura de ese movimiento infinito que es el encuentro mismo, el cual siempre está separado del lugar y del momento en que este se afirma, pues él es la separación misma, esa distancia imaginaria en la que se realiza la ausencia, y sólo al termino de la cual el acontecimiento comienza a tener lugar, punto en el que se cumple la verdad propia del encuentro, del cual, en todo caso, querría nacer la palabra que lo pronuncia.

jueves, 21 de mayo de 2009

Apuntes¡¡¡

Sobre La ausencia del libro de Foucault (1).

Si /somos/ giros, repliegues, torbellinos de un
lenguaje hecho de vacíos, de vacíos lanzados sobre otro vacío
impenetrable; si somos la ausencia, la no–presencia, la falta de
centro, de sentido que nos otorgue sentido desde afuera, porque el
afuera es, precisamente, el no–sentido, lo inencerrable; entonces
podemos recoger pacientemente los hilos de un escrito en el cual
/somos/ puntos, comas, esparcimiento, “diseminación”. Nom-
brarlo es apoderarse de aquello que escapa por esencia, que no se deja
apresar por esencia, que es lo impensable, lo no–dominable: cuando
lo apresamos o lo tenemos ya no es, ha dado un paso atrás y el
algo que queda es otro límite a vencer: la presencia del afuera es
ausencia, es lo posible y, a la vez, lo imposible. El texto, el
lenguaje, es un mar sin fin, y el sujeto, el Nombre, el Autor, es
una gota de ese mar, lo que podría llamarse una gota, esa inexis-
tencia, esa masa que nunca, que siempre desaparece para volver a
armarse idéntica y distinta: su consistencia siempre está más acá
del sentido, es neutra, anónima, y así debe ser para que la fuerza
/la escritura/ sea.

“La obra implica la desaparición elocutoria
del poeta, que cede la iniciativa a las palabras” Mallarmé.

Por eso escribir implica convertirse en vacio, en el afuera, porque el yo cede su lugar al él. Al afuera. El afuera es lo que no se puede encerrar, sólo se puede apropiar de él atraves de las letras porque entonces lo remiten.

“El poeta desaparece bajo la presión de la obra por el mismo movi-
miento que hace desaparecer a la realidad natural”. Siempre las
obras dicen lo mismo: no se refieren a nada que esté más allí de sí
mismo, dicen el lenguaje, la materia, el es, y por eso, por perte-
necer a un mismo espacio, el “tema” le es ajeno, puede tratarse de
una batalla o de una iglesia vista de noche, de un campo de
girasoles o de líneas... Si el sujeto desaparece como substancia,
como hemos visto, su caída arrastra toda la constelación del
dominio logocéntrico: no se trata sólo de la caída del sujeto (yo o
alma) sino de la caída de la presencia como tal: en última ins-
tancia Dios, y, aquí, de ese dios a quien se llama “autor”. “Un
sujeto que fuera el origen absoluto de su propio discurso y lo
construyera en todas sus piezas sería el creador del verbo, el verbo
mismo” (Derrida),

“Todo texto, lejos de vincularse con una
‘verdad’ eterna o con una subjetividad creadora, remite a su situa-
ción histórica con relación a otros textos” (P. Sollers), “El ‘sujeto’
de la escritura no existe, si por él entendemos cierta soledad
soberana del escritor. El sujeto de la escritura es un sistema de
relaciones entre las capas...” (Derrida).

Al señalar la desaparición
del autor se niega la presencia de la obra, originariamente, en un
sujeto–autor que la habría representado /comunicado/ en un texto,
siendo este texto segundo en relación al original–mental donde
existiría como presencia. Pero si no hay un pre–texto, un texto
presente en una mente y luego su degradación en el papel...
entonces ¿qué sentido tiene hablar de autor, salvo como un pu-
ñado de músculos? Cuando se habla de autor se habla, en rea-
lidad, de un dueño originario del sentido de la obra. Pero la obra
rechaza su apropiación, su “autor”, como un rayo o un trozo de
hierro.

Según Hegel “El ser verdadero del Hombre es su Acción”.
Al comentar esta afirmación Kojeve añade que el hombre “es el
resultado objetivo de su Acción. Ahora bien, el resultado de la
Acción del Sabio, vale decir del Hombre integral y perfecto, quien
es la culminación del devenir de la realidad humana, es la Ciencia.
Pero la existencia empírica de la Ciencia no es el Hombre, es el
Libro. No es el Hombre ni el Sabio en carne y hueso, es el Libro
la aparición de la Ciencia en el Mundo, siendo esta aparición el
Saber absoluto”.

el Libro
es la Fenomenología del Espíritu y la Lógica

El fruto
de la acción del hombre es imperfecto, se realiza en el tiempo, es
el tiempo, mientras que la acción del Sabio es perfecta, no tiene
porvenir, no es un acontecimiento histórico, de allí que “la exis-
tencia–empírica de la Ciencia en el Mundo sea el Libro y no el
Hombre”. El Libro, incluso cambiando, “es idéntico a sí mismo.
El Tiempo donde dura es, así, natural o cósmico, pero no es
histórico o humano”, y agrega Kojeve: “realizar el Saber absoluto
bajo la forma de Libro, vale decir, hacer coincidir el Concepto
integral con lo Real comprendido en su totalidad, vale decir anular
la diferencia entre lo Real y el Tiempo, y así suprimir incluso la
exterioridad del Tiempo en relación al Hombre, es sup imir el r
Tiempo, y es, por consiguiente, suprimir al Hombre en tanto que
individuo libre y temporal”.

“Pero el Libro es el resultado de la
actividad del Sabio, quien en tanto que Hombre y ciudadano del
Estado perfecto, integra toda la evolución histórica de la
humanidad. Así esta historia no es sino la historia del Libro, o,
más exactamente, de la evolución del Saber que lleva al Libro”;
“La Acción del Sabio, vale decir de la Ciencia, se separa del
hombre y pasa al Libro. El soporte material del ‘movimiento’
perpetuo del Concepto es en adelante el Libro que se llama
‘Lógica’: este Libro (‘Biblia’) es el Logos eterno encarnado”. Para
confirmar toda su interpretación, Kojeve concluye: al ser necesario
que la palabra del Sabio se reconozca universalmente, “es evidente
que este ‘reconocimiento’ sólo puede obtenerse mediante la
publicación de un libro. Pero al existir bajo la forma de libro la
Ciencia se separa efectivamente de su autor, vale decir del Sabio o.
del Hombre”.

La Obra mallarmeana es la suplantación de dios: nunca es
la totalidad pero presupone la totalidad, de allí la ausencia. Derrida
ha señalado, respecto a Mallarmé (¿a todo libro? ) que el texto, el
libro, el ‘Mimo’, “no representa nada, no imita nada, no tiene que
adecuarse a un referente anterior en un proyecto de adecuación o
verosimilitud”, lo que instaura el libro —en un corte radical con el
platonismo— es “una diferencia sin referencia, o, más bien, una
referencia sin referente, sin unidad primera o última, fantasma que
no es el fantasma de ninguna carne, errante, sin pasado, sin
muerte, sin nacimiento, sin presencia”. El Libro como presencia,
como suma o Saber absoluto (Biblia), es de esencia teológica
(podríamos denominarlo Dios). La ausencia de Libro (o de Obra)
sería el otro extremo. Mallarmé, al designar la obra como anónima,
al suprimir el nombre propio, abre un nuevo espacio en la consi-
deración de la Obra y del Libro: la Obra ya no se vincula a su
realización sino a su desastre (“la destrucción fue mi Beatriz”),
pero, añade Blanchot, “el desastre aún es, sin embargo, afirmación
del absoluto”.

El libro es ausencia porque siempre va en camino a la ausencia de Dios, de libro
De obra, de idea, de totalidad, siempre va en dirección a lo desconocido

Por qué el libro es imposible?
El libro implica el Libro y la
ausencia, la imposibilidad absoluta, del Libro; así la obra
implica la ausencia de Obra, el hombre la ausencia de Hombre: todo
ello actualizado, ya, la ausencia de Libro devora el libro: todos los li-
bros presuponen el Libro, ese Libro escrito, esa escritura que desde el
/comienzo/ al /fin/ es el hombre, pero este Libro (que se auto–escribe
en cada palabra, en cada gesto) es siempre la ausencia de Libro, por
más perfecto e inmenso que sea siempre está limitado, tocado, por el
afuera, y el afuera, eternamente–infinito, no es el Libro, pero hacia
allí (el desastre) marchan todos los libros, incluso si todos los
libros pudieran llamarse el Libro.

La ausencia es no aceptar lo que es, lo que está. Lo que ha sido construido por otros. La ausencia es seguir el circulo, no cerrarlo, negar el saber absoluto. Dios.
Cerrarlo, cerrar la Obra o el
Libro, sería cerrar el círculo y aceptar el fin, sería aceptar el Saber
absoluto, Dios. No cerrarlo, no darlo por concluso, es aceptar la
ausencia: siempre estamos intercalados, ni un origen ni un fin.

El afuera es todo lo que no es, es la ausencia. El afuera es la neutralidad.
Sistema: es lo opuesto al afuera, es lo que ES. Dios, logos, gramatica, historia, tiempo.
Estamos pervertidos por la posesión /la propiedad/; por eso el esfuerzo de
la desposesión, que exige la muerte, el gesto soberano del riesgo, la
locura del instalarse en los límites, es rechazado por la clausura de
este Logos petrificado.
El Logos para Foucault es lo que instaura el sistema. El que lo sostiene. La religión, la filosofía, la política son parte del logos.

Apuntes¡¡¡

Sobre Apuntes del Afuera.

Apuntes del afuera es un descubrimiento. Es la mirada impavida que se topa con un descubrimiento infinito y liberador.
Es la busqueda de la ausencia, del afuera. De lo que no es. Es la fiel creencia de que los libros, lo escrito es el único camino. Es un terreno sobre el que se van construyendo los cimientos de algo que es más allá del tiempo.
Apuntes del Afuera son preguntas, curiosidad, pasmo, duda, negación, ausencia, verdad. Es resistencia a pensar que todo está hecho. Es resistencia a cerrar el circulo.
Apuntes del afuera son letras, ideas. Nombres. Nietszche Woolf Foucault Proust Joyce Bataille Mallarmé Kossowsky Artaud Bataille Sade Igitur Schlegel Holderlin Rimbaud Blanchot Emmanuel Lévinas Derrida Walser Ielson Roland Barthes Vila Matas Paul Celan Rene Char Scott Fitzgerald Kojeve Widdenberg. Pero no es ellos sino su acción objetiva. Lo que es más allá del tiempo. Más allá del hombre. Sus libros...