Así gritaba Baudelaire cuando estaba internado en un hospital público, a causa de la sífilis que le aquejaba. El poeta había perdido el habla, no podía escribir y no tenía movilidad en media parte de su rostro. Cuándo alcanzaba a decir una palabra, era: Crénom¡¡¡
Baudelaire fue el primero de los considerados poetas malditos, aquellos que sacaron a la poesía de esa belleza superflua y se atrevieron a cursar la retorica con Satán. Baudelaire fue el primero de una serie de poetas con una sensibilidad excepcional, una fuerte y profunda que era capaz de ver la hipocresía y las falsedades en que está sumida nuestra sociedad y cultura.
Baudelaire rechazaba todo lo bueno porque en ello no veía más que porquería, un gran trozo de mierda. Le figaro intentó publicar Spleen en entregas dejando la cruzada a la tercera entrega pues según palabras del editor, dichas al autor: "Tú poesía aburre a todo el mundo".
Hoy Charles Baudelaire es reconocido como uno de los poetas más grandes e influyente de la historia. Revolucionó la manera de hacer poesía: convirtiéndola en prosa. Maestro de las palabras cortas que penetran en la mente y hacen un mar de sensaciones.
Hoy he encontrado una edición de la Obra Poética de Baudelaire y el maldito me ha hecho llorar:
No hay entre los hombres más que el poeta, el sacerdote y el soldado.
El hombre que canta, el hombre que bendice, el hombre que sacrifica y se sacrifica.
Sé siempre poeta aun en prosa.
Estar siempre ebrio. Todo se resume en esto: es la única cuestión.
Para no sentir el horrible fardo del Tiempo que os rompe los hombros
y os inclina hacía la tierra,
es menester embriagarse sin tregua.
¿De qué?
De vino de poesía o de virtud, como prefiráis
¡Pero embriagaos¡
Lector tranquilo y bucólico
sobrio e ingenuo hombre del bien,
tira este libro saturnal
orgiástico y melancólico
Si tú no has cursado tu retórica
con Satán, el sagaz decano.
¡tíralo¡ pues no lo comprenderías
o me tomarías por un histérico
Pero si no te dejas hechizar,
tu ojo sabe sumirse en los abismos,
léeme, para aprender a quererme;
alma curiosa que sufres
y vas en busca de tu paraíso,
compadéceme... si no, ¡te maldigo¡
Charles Baudelaire
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